La triqueta, un antiguo símbolo celta, representa la interconexión de los tres elementos: tierra, agua y cielo, así como el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Es un símbolo poderoso de protección, eternidad y el flujo continuo de la vida.
Llévalo como un recordatorio de la unidad que existe en todas las cosas, la armonía entre los opuestos y el ciclo eterno de la vida. Ideal para quienes buscan equilibrio, protección espiritual y una conexión más profunda con sus raíces ancestrales.